Hoy toca cambio de tercio y vamos a publicar el mismo post en ambos blogs, en La Comisión Gestora™ y en El EnfermeraCtivista, y es que la ocasión lo merece y el tema no es para menos, algo tan grave y desafortunado como está ocurriendo no podemos dejarlo pasar así como así.
Que el ambiente está crispado porlos planes de refinanciación y reequilibrio y demás eufemismos que sirven paradenominar al mayor recorte en las condiciones laborales de los trabajadorespúblicos es una obviedad.
En este ambiente de reajustes(intentar cuadrar el Capitulo I con los mismos que no lo han controlado nuncaes, simplemente, un disparate o peor aún, un suicidio), reducciones de plantilla (aunque se niegue, elaumento de jornada solo implicará justamente eso), cierres de planta (aunque secamuflen como adecentamiento necesario y de lavado de cara ridículos, que también evitarán contrataciones) ydesinversiones (que en el fondo solo implican dejar de comprar lo que antes secompraba a espuertas) es normal que la gente se mosquee y haga cosas que enotras condiciones no haría.
Con lo que el grueso de la gente, de formaautomática y producto de esta sensación de acoso e indefensión, deja de hacer ciertascosas (pensando que así presionan y hacen daño a la organización) que antes hacía en sutrabajo diario, sin pararse a pensar en las consecuencias que esto puede conllevar.
A modo de ejemplo, el sindicatoSATSE le está diciendo a los enfermeros que dejen de hacer la parteadministrativa del trabajo, y si esto no se explica bien, y se deja la libre interpretación de estas medidas, algunos enfermeros deducen que les están invitando a dejar de registrar sutrabajo en los aplicativos informáticos. Aún siendo una temeridad y teniendoclaro cada cual es mayorcito para hacer lo que vea, en el fondo solo se hacendaño a ellos mismos, y es que los enfermeros a veces somos poco dados a reflexionar qué hacemos y porqué lo hacemos.
Pero lo que más grave nos parece y pensamos que no es de recibo esver cómo el colectivo que más peso tiene en el gasto sanitario (gasto farmacéutico,estancias hospitalarias, dietas y congresos, etc…) y el que está menos sometidoal control de permisos, licencias y horarios, aparezca en la opinión públicacomo el más indignado por todos estos cambios.
Y peor aún es que traten de haceruso de esas prerrogativas heredadas que, gracias al modelo hospitalocentrista,los ha hecho creerse los dueños de todo el hospital.
Para muchos, esta situación ha sido la excusa perfecta para creerse inmunes y con carta blanca para campar sin control, ya no hay horarios, nohay obligaciones, no hay objetivos…y creerse que todo el monte es orégano
Pero todo tiene un límite. Lo que no es tolerable deningún modo, en un sistema público como en el que estamos, es que alguno, llevado por una especie de sensación de impunidad y endiosamiento irrefrenado,use los servicios públicos como una prolongación natural de su actividad privada.Prolongar las estancias para mantener las camas ocupadas hasta tener otro clienteprivado para ocuparlas, trasladar a los pacientes para liberar camas parapacientes privados, usar los talonarios de recetas del SSPA en la actividadprivada o el laboratorio del hospital como si fuera el de referencia no solo esinmoral, sino que es directamente un delito. Y en los delitos, todos los queparticipan, directa o indirectamente, de forma activa o pasiva, sondelincuentes.
Nosotros no queremos ser cómplices.Y si en algún momento lo fuimos (que lo dudamos), no lo seremos más. Y por supuesto desde aquí os invitamos a denunciar y tomar medidas ante todo este tipo de actividades que tan sólo puede sentirse respaldadas por un corporativismo cínico, que las autoriza, las justifica e incluso intenta normalizarlas.
Para terminar, ritmito veraniego con El Pirata del Estrecho, la historia de un impune que nos cuentan los otros "delincuentes", los buenos...
Para terminar, ritmito veraniego con El Pirata del Estrecho, la historia de un impune que nos cuentan los otros "delincuentes", los buenos...