Hace algo más de un año que
tenemos nueva directora de enfermería en el hospital de La Línea. Por aquel
entonces, algunos de nuestros lectores locales nos pidieron que escribiéramos una entrada sobre nuestra opinión acerca del sorprendente nombramiento, pero decidimos darle los 100 días de cortesía que hay que darle a todos los cargos.
Pasaron los 100 días y,
aunque pueda sonar sorprendente, nada pasó. Nadie notó el cambio, de ahí que
decidiéramos concederle otros 100 días de cortesía.
Y pasaron otros 100. Y entre
que tampoco pasó nada (absolutamente nada) y que nosotros andábamos muy liados en mil historias… tampoco
dijimos nada.
Pero una excelente infografía
sobre las cualidades del líder publicada por nuestra musa Iñaki hace unos días, nos ha hecho recordar que teníamos este post pendiente.
Y es que, después de más de
300 días sin pasar nada, hemos llegado al convencimiento que nuestro hospital
es, como dice este post, una organización enferma con una manifiesta ausencia de rumbo.
Y en ella, más que cualquier
otra cosa, puede entenderse perfectamente esta frase extraída de un libro y
publicada ayer por el amigo Juan F. Hernández Yañez:
"... telefoneó para hacerle saber que todo iba, si no de acuerdo con los planes, pues no los tenían, sí al menos de acuerdo con las circunstancias"
La conclusión general no puede ser otra más que la gente no sabe qué esperar del incierto futuro y dice pa´dentro: "Virgencita, virgencita, que me quede como estoy".
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