Imagen cedida por @Rubengcs
Pese a la tranquilidad que dan las vacaciones, no se puede más que sentir desazón, perplejidad y mucho "mosqueo" ante los recientes acontecimientos que estamos viviendo los españoles.
Y es que este periodo de crisis, que quizás debería haber sido entendido como el momento propicio para habernos replanteado qué podíamos cambiar (Javier Marías lo hace en aquí), para habernos replanteado qué hicimos bien (para incentivarlo, estimularlo, reproducirlo e incluso, llegado el caso, exportarlo) y qué hicimos mal (para penalizarlo, dejar de hacerlo, dejar de promoverlo o incluso hacerlo desaparecer), se va a convertir en el periodo de las medidas de trazo grueso que no entienden de análisis (aunque a veces haya análisis muy prescindibles) y que solo se hacen desde la ideología. Y son esas medidas las que van a convertirlo en justo lo contrario.
El aumento de impuestos directos (IVA) e indirectos (Tabaco y gasolina), la penalización que se hace del salario recibido mediante una nómina mensual (el aumento del IRPF lo es) y la enorme rebaja salarial a los trabajadores de "lo público", solo van a conseguir estimular en el subconsciente del españolito medio la idea, muy española por sí misma, de que para sobrellevar este periodo hay que recurrir a una figura clásica. Sólo el "vivo", el "pícaro" o el "tramposo" estarán a la altura de las actuales circunstancias.
Y no solo se aumentará la piratería digital, se intentará comprar lo mínimo posible con IVA, se preferirá cobrar parte del salario en B o se buscará declarar lo menos posible.
Sino que durante unos cuantos años (esperemos que no generaciones) no estará bien visto o incluso será considerado "de tontos" ser responsable, esforzarse, arriesgarse, crear e incluso innovar.
Duro es lo que le queda al país por delante... habrá que coger fuerzas en lo que nos queda para poder estar a la altura.