Aquellos que nos siguen, nos leen y, en alguna ocasión, nos escuchan en directo en los sitios donde nos invitan a hablar, saben que nuestro principal "mantra" es que no nos queda otra que mojarnos y tratar de cambiar las cosas que no funcionan bien.
Eso que en su día Carlos denominó acertadamente #EnfermerActivismo.
A lo largo de los casi 5 años de existencia de este blog hemos ido mezclando pensamientos con muchas de las vicisitudes que hemos ido pasando en este empeño.
Proyectos que terminan en fracaso, convocatorias públicas que se anulan al participar nosotros, reuniones rocambolescas y un largo etcétera.
Es cierto que hace unos meses tuvimos un momento de desfallecimiento. Tratar de cambiar el sistema desde dentro no es sencillo. Pero solo fue eso... un pequeño desfallecimiento después de meses, años de esfuerzo para tratar de mover al titán que son las organizaciones sanitarias.
Afortunadamente no lo hicimos y seguimos a diario al pie del cañon tratando de hackear el sistema.
Y estar al pie del cañón, significa tratar de demostrar con nuestro trabajo diario (ahora desde la gestión de medio pelo) que las cosas se pueden hacer de otro modo. En ello ponemos mucho empeño y esfuerzo... de ahí el tremendo mosqueo de enero.
Pero también significa que, cada vez que tenemos oportunidad, intentamos poner a la organización y, sobre todo, a los que la manejan, en un brete. Tratamos de obligarla a cambiar el paso... a cambiar esa inercia perniciosa que nos lleva inexorablemente al "siempre se ha hecho así".
Por eso, cuando ayer leimos el tuit de Rogelio García, esbozamos una sonrisa.
Es posible que en el momento que estés leyendo esta entrada, estemos defendiendo nuestro proyecto en un proceso selectivo para elegir un nuevo Jefe de Bloque de Apoyo a la Gestión de los Cuidados llevado con nocturnidad y en el más absoluto silencio por aquellos que pretender seguir haciendo las cosas como siempre se han hecho.
Y estaremos participando desde el convencimiento de que, aún perdiendo (que es lo más previsible dado como se cuecen las cosas en palacio) ,ya hemos ganado.
Porque como bien me dice Celia Rivera Capilla cada vez que tiene oportunidad, las organizaciones son personas y es a estas personas a las que hay que demostrarle a diario que las cosas se pueden y se deben hacer de otro modo.
PD: Las dos personas mencionadas en esta entrada, Rogelio y Celia, son esa nueva especie de directivos enfermeros (afortunadamente cada vez hay más) que nos permiten albergar la esperanza de un futuro mejor.