sábado, 22 de octubre de 2011

A palabras necias...

Nos hemos tomado la licencia de reproducir  integramente la respuesta que la Asociación de Enfermería Comunitaria ha colgado en su web en en repuesta al artículo "Cincuenta por ciento" publicado por el Sr. Juan Gervás en Acta Sanitaria

Habla de muchas de las cosas de las que hablamos nosotros en Soy Enfermera, la entrada más visitada del blog, pero mucho mejor.

El término democracia proviene del antiguo griego y fue acuñado en Atenas en el siglo V a.C. a partir de los vocablos «demos», que puede traducirse como «pueblo» y «krátos», que puede traducirse como «poder» o «gobierno». Sin embargo la significación etimológica del término es mucho más compleja. El término «demos» parece haber sido un neologismo derivado de la fusión de las palabras demiurgos (demiurgi) y geomoros (geomori). El historiador Plutarco señalaba que los geomoros y demiurgos, eran junto a los eupátridas, las tres clases en las que Teseo dividió a la población libre del Ática (adicionalmente la población estaba integrada también por los metecos, esclavos y las mujeres). Los eupátridas eran los nobles; los demiurgos eran los artesanos; y los geomoros eran los campesinos. Estos dos últimos grupos, «en creciente oposición a la nobleza, formaron el demos». Textualmente entonces, «democracia» significa «gobierno de los artesanos y campesinos», excluyendo del mismo expresamente a los ilotas (esclavos) y a los nobles.

    La médicocracia, por su parte, es un término que a pesar de no existir como vocablo del diccionario está presente de manera constante y permanente en la sociedad. Su etimología, de poderse describir, tendría grandes similitudes a la de democracia ya descrita. Así y aunque en principio pudiera traducirse como el poder del médico su significación, en este caso no etimológica, sería mucho más compleja. Y lo es en tanto en cuanto el colectivo, profesión, disciplina médico ha sido a lo largo de la historia quien ha dominado y ejercido poder no tan solo en las instituciones en donde ha trabajado sino también sobre quienes ha considerado siempre como inferiores, es decir, todos los demás profesionales de la salud y en especial a las enfermeras. Es decir los médicos decidieron dividir a los profesionales de la salud en médicos (varones ellos) y enfermeras (hembras ellas).
    Los médicos asumen pues su condición masculina y dominante de la profesión médica sobre la condición femenina y dominada de la profesión enfermera, generando una relación de dominancia de género que ha supuesto los mismos inconvenientes que a lo largo de los siglos ha sufrido la mujer con relación al hombre.
    Cuando la evolución de la sociedad en su conjunto permitió que los derechos de las mujeres empezaran a reconocerse y a visibilizarse, las enfermeras como profesión femenina que es (en cuanto a género y no tan solo por el número de mujeres que la integran) empezó también a sacudirse el dominio de la profesión médica como masculina que es (más allá del número de hombres que la integran, cada vez menor por cierto y no por ello con pérdida de su condición de género masculino) y logró crecer y alcanzar el máximo desarrollo disciplinar.
    Sin embrago las enfermeras, en su condición de miembros de la femenina enfermería, aún no pueden desarrollarse plena y autónomamente como profesionales. La médicocracia ejercida por la clase masculina médica aún se cree en el derecho de decir qué, cuándo, cómo y dónde deben ejercer las enfermeras.
    El problema no es que los hombres sean más o menos brutos que las mujeres. El problema es que haya hombres que sigan utilizando un mensaje sexista para defender su autoridad y su poder. Lo que sin duda les embrutece como personas.
    Los médicocratas quieren seguir dominando lo que ellos consideran su particular cortijo ejerciendo de señoritos y utilizando a las enfermeras como escudo protector para ocultar sus muchas carencias de atención o como remedio de sus males crónicos. El problema no es que existan enfermesas, que las hay, sino el por qué existen. El problema de atención a los crónicos no es que existan enfer-mesas, sino que no existan suficientes enfermeras. El problema no es que se atienda a los sanos, que es una de las responsabilidades de las enfermeras comunitarias -mantener sanos a los sanos- sino que la tecnología y las técnicas médicas no dejen espacio para lo que realmente es de su competencia. El problema sí que es, sin embargo, el no poder atender los problemas de salud de la comunidad. Pero no se limita a que existan enfer-mesas. Y, desde luego, lo que no es en ningún caso un problema, una necesidad, una responsabilidad, una competencia… de las enfermeras es preocuparse por los problemas de los médicos por muy crónicos que estos sean, esto sí que es competencia exclusiva de los médicos. El trabajo en equipo no consiste en eso sino en preocuparse conjuntamente por las necesidades y demandas de la población desde un posicionamiento de democracia y libertad que es antagónica a la médicocracia.
    Por otra parte, la distracción como método disuasorio estaría bien como ejercicio literario pero desde luego utilizarlo para trasladar la culpabilidad del gasto sanitario a los actos enfermeros no deja de ser una nueva escaramuza para desviar no ya la atención sino la responsabilidad de quienes realizan una ineficiente actuación profesional. Pero siempre es bueno que existan enfermeras a las que achacar las culpas.
    Y es que la incapacidad para asumir los defectos propios lleva a una exacerbada susceptibilidad que impide estimar las cualidades de los demás, reclamando continuamente pleitesía, sumisión, acatamiento y hasta servilismo de los demás. Aunque para ello, quien critica y acosa, se muestre seductor, brillante y hasta graciosillo, gozando incluso de prestigio en nuestra cultura.
    A pesar de que hay un gran número de médicos que se han liberado de prejuicios y de actitudes atávicas y contemplan el ejercicio de su profesión desde una perspectiva de igualdad y libertad con las enfermeras, los hay quienes siguen practicando su médicocracia para proteger privilegios, y mantener prebendas aunque para ello tengan que utilizar la violencia de género.
    Las enfermeras no necesitamos de salvadores, ni predicadores que tratan de enmascarar, con sus palabras de supuesta igualdad, ayuda y comprensión, un discurso pseudoerudito, machista,prepotente y despótico en el que arrastran a  todas/os los que se pongan en su camino para mantener su médicocracia.
    Pero aún más. Ni la medicina, ni la sanidad, ni la sociedad se merecen a quienes tan solo tienen como objetivo escucharse, mirarse y alabarse, cual narciso que nace en las orillas de los estanques y crece inclinado hacia el agua que le sirve de espejo, mirándose siempre en ella.
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9 comentarios:

  1. FELICIDADES a la Asociación de Enfemería Comunitaria por su manifiesto y a La Comisión Gestora por este blog que tan buenos ratos me hace pasar pensando "no estoy sola"!!

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  2. Felicidades, se puede decir más alto pero más claro imposible. Salvando la excepción de aquellos compañeros medicos que se encuentran integrados en un verdadeo equipo,teniendo como "escudo" solucionarle los problemas a nuestros pacientes e intentar que no lo tengan. Me gustaria que este articulo llegara a muxas enfermeras que todavia e sienten realizads poniendoles la batita, rellanandoloes recetas y volantes y sintiendose orgullosas cuando el medicocrata de turno se refiere a ella como mi enfermera. Me congratula este tipo de reflexiones y me uno a Maria en su pensamiento de que cada vez más tenemos la sensación de "no estar solos" al menos en el 2.0. De nuevo gracias por compartir. Un abrazo

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  3. "Quién dice lo que no debe oye lo que no espera".
    Cuando leí a Gervás no podía dar crédito, por supuesto que cada uno puede escribir lo que le salga del alma, pero se saltó un pequeño detalle y fué el "primun non nocere". Aún me pregunto porqué y espero algún día tener una respuesta, un aclaración incluso me atrevo a escribir, unas disculpas. Atacó al género femenino y a la profesión enfermera sin piedad, generalizando, haciendo daño. Se lo dí a leer a profesionales de otras disciplinas para apartarme de la emoción y me preguntaron ¿esto porqué a qué viene esto?, "hace daño".
    A media tarde aquel día decidí escribir en twitter que dejaba de RT y aplicaba el refrán de " el peor desprecio es el NO APRECIO", eso si pedí publicamente posición institucional: De Sociedades científicas, del sindicato mas representativo de la profesión y de otros, del Colegio de Enfermería y de sociedades científicas médicas.
    Me alegro que AEC se haya atrevido al igual que la Sociedad de enfermeria comunitaria de Madrid, alguna enfermera en FB y Juan F. hernandez en la Enfermería ante el espejo, pero sigo echando en falta a otras organizaciones.
    Vale que no queramos #malrolling pero a veces el silencio sólo nos hace cómplices.
    No me gustan las generalizaciones, todos los días veo a gente muy comprometida en todas la profesiones pero no debemos permitir que las manzanas podridas sigan enturbiando el ambiente laboral.
    Lo único que ha conseguido ha sido reforzar más nuesto pensamiento de que "asi NO" queremos las relaciones de equipo y de que puede seguir escribiendo lo que le parezca, que la enfermería seguirá CUIDANDO.
    Gracias AEC
    Un beso rosa

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  4. Aún nos queda lo mejor.... La respuesta del CGE, que ya la anunciado Lapetra en el Face de D.Vito y está al caer aunque se está haciendo esperar... Cuando hace unos años levanté la liebre de la salida a Bolsa de Corporación Dermoestética con un grupo de Enfermeras cachas en el mismísimo parqué, no anduvieron tan lentos... Ni la denuncia de www.laenfermeria.com (Porno heavy), que también fue puesta en conocimiento por mi de estos veladores de la pulcritud y las buenas costumbres. Y es que tienen demasiados frentes abiertos, señores...

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  5. Yo también suscribo palabra por palabra este artículo tan magníficamene escrito y expresado. Estoy hasta el moño de que algunos, pocos pero que se les oye demasiado, sigan tirando del moño a la enfermería. Lo único que creo es que los médicos que eso escriben y expresan lo hacen por ser unos acomplejados que ven cómo nuestra profesión ha avanzado en más de 20 años, cuando muchos de ellos no se han memeao ni un milímetro, amparados en un inmovilismo que, consideraban, les beneficiaba. Unos machistas que siguen pensando que el médico-hombre es el único que puede estar por encima de la enfemrera-mujer. Como les da cosa echar pestes a sus compañeras mujeres-médicas, pues se meten con las enfermeras.
    Pero esos médicos, por fortuna son una especie de mínima expresión... son pocos, aunque ladran muy alto.

    Enfermería ha avanzado mucho. Aún queda mucho más, por supuesto y es ese saber lo que nos falta lo que nos hace humildes, lo que nos obliga a parar y recapitular, ver nuesros fallos y rectificar, corregir el camino errado. Algo que a esos médicos les vendría muy bien hacer y dejar de soltar sus malos rollos sobre nuestra profesión.
    Yo también echo en falta un comentario institucional que otro... que no he visto ni escuchado. El buen rollito mal entendido entre instituciones nos hace quedar a nosostros como «los pataletas»... y los que dan la cara, como vosotros de la Comisión Gestora o AEC.
    Tengo la suerte de haber trabajado y de trabajar con profesionales médicos que nada tienen que ver con los que escribieron esas mamarrachadas. Predominan los médicos y médicas que sí saben trabajar con otros profesionales, que sí desean escuchar y aportar al equipo. Por ello, nosotros a lo nuestro que esa gente no podrá frenarnos en aquéllo que realmente creemos. Y yo como Rosa le doy las gracias también a AEC, por unas palabras tan bien enhebradas.

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  6. Ante todo muchas gracias a todos por participar. Solo hemos reproducido unas fantásticas palabras de otros enfermeros, lo suficientemente bien escritas como para sentirnos cómplices de su significación.

    Me alegro de pertenecer a una profesión donde hay gente tan magnifica como vosotros.

    Estoy contigo Rosa, así no.

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  7. El texto es muy bueno, certero, explicando cada aspecto, dejando sin argumentos a JG. Pero la cumbre de la entrada es la canción, sin duda...

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  8. Creo que ya queda poco que comentar, lo único que puedo decir es que estoy con Rosa...ASÍ NO

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