
Hace unos días, el gran Fran Sánchez nos regaló una magnifica entrada a instancias de su santísima deidad manyesiana en la que comparaba el funcionamiento de aplicaciones de interés general como Amazon o Facebook y las aplicaciones sanitarias de uso creciente en nuestros centros sanitarios como Diraya o, en nuestro caso, Azahar, la aplicación de gestión de los cuidados enfermeros.
Después de un interesante análisis y muy valientemente, sobre todo desde su posición, señala lo que para él es la causa fundamental de las diferencias entre dichas aplicaciones: la miopía de los responsables políticos responsables de tomar ciertas decisiones que anteponen los intereses económicos a otros intereses mucho más importantes para la operatividad.
Esos mismos responsables políticos a los que se les hace "el culo pepsicola" cuando a un pez gordo de primera linea elige su centro sanitario llegando incluso a los extremos que se describe una limpiadora de un hospital de Madrid. Pero eso da para otro post.
Nosotros pretendemos darle a esta teoria una vuelta de tuerca y nos planteamos unas preguntas:
¿y si en lugar de comparar Diraya con Facebook comparamos a los responsables de cada plataforma? ¿Y si Mark Zuckerberg fuera el responsable de esa decisión en una organización sanitaria?
¿Y si el responsable de este tipo de decisiones fuera un técnico y no un político? ¿Y si en vez de valorar únicamente gasto/costes se valorara inversión y beneficio?
En términos generales, se tiende a ser cortoplacista y a tomar medidas para salir del paso sin pensar en los costes reales ni en los posibles beneficios que una inversión inicial, aún costosa, puede reportar a largo plazo, como bien nos explicaba Rafa Pardo tambien recientemente.
Y al final, resulta que por esta miopía, se termina recortando aun más de otros aspectos por esa falta de previsión o de diseño... como en el ejemplo del ancho de banda o el todavía más peregrino de los recortes en el capítulo I.
La cuestión no es encontrar un culpable porque sí, sino identificar problemas para buscar soluciones... y volvemos a hacernos preguntas:
¿Por qué al cargo elegido políticamente no se le exige como en la empresa privada? ¿Por qué en la gestión pública la tolerancia hacia las desviaciones y las equivocaciones es mayor?
Que nadie se lleve a confusión. No planteamos la privatización de las organizaciones sanitarias. Somos unos firmísimos defensores de la gestión pública. Más bien nos referimos a lo que el amigasho Iñaki planteo de forma muy acertada en un post reciente.
¿Y si se despolitiza la gestión? O mejor dicho... ¿Y si se profesionaliza la gestión?
Nuestro planteamiento es que la gestión pública se haga como la privada: con objetivos, cuenta de resultados y beneficios netos. Y que estos indicadores sean públicos y, sobre todo, que los grados de consecución de los mismos también lo sean.
Invitamos a los amigos con responsabilidades de gestión a que sean los primeros en contestar a estas preguntas que no nos dejan dormir!!