Como muchos sabeis, esta mitad de la Comisión Gestora™ ha pasado unos días de vacaciones con la familia y amigos en la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, dejando un poco de lado el 2.0 después de la locura de las semanas previas con #alc20 y #bibliosalud2011.
Hemos estado en Jabugo, en Cortegana y su castillo, en Aracena, en Minas de Riotinto, Nerva...Hemos tratado de visitar todo lo visitable de la zona.
Visitamos el Museo Minero e hicimos un recorrido en tren por las minas alrededor del Río Tinto y alrededores, una asombrosa y fastuosa demostración de la insaciabilidad del hombre que antepone un teórico desarrollo a principios más sostenibles como se puede ver en las fantasmagóricas y faraónicas estructuras mineras a cielo abierto que, cuando dejaron de ser rentables, fueron abandonadas a su suerte.
También hemos visitado el Museo del Jamón de Aracena, donde nos han enseñado otra forma de desarrollo, quizás con menos beneficios a corto plazo pero mucho más sostenible y beneficiosa a largo plazo, no sin tesón y esfuerzo, pero que ha permitido durante siglos conciliar la realidad natural con el desarrollo económico y social del hombre y, encima, que está de lujo.
Después de siglos de convivencia de ambos tipos de explotación, mientras la primera ha dejado toneladas de escoria, un paisaje increíble (muy apreciado por la NASA) y una desolación aterradora, la segunda se ha convertido, de algún modo, en estandarte de nuestra españolidad.
Y será que porque estoy muy condicionado de tanto filosofar sobre este nuestro sistema sanitario, que no puedo evitar comparar todo esto con la atención hospitalaria y la atención primaria. Y ver como una es una forma de sobreexplotación de la enfermedad sin límites definidos y que busca conseguir un beneficio rápido a cualquier coste y que genera todos los perjuicios que conocemos (altos consumos, resistencias a antibióticos, deshumanización...) y la otra una forma sostenible de coexistencia entre la salud, su promoción y la atención a los periodos sin un nivel óptimo de salud, consciente de que la suma de pequeños beneficios hacen grandes beneficios.
Y observar con estupor cómo, pese a los paralelismos y a algunos informes recientes, desde las estructuras de responsabilidad, la voracidad de la atención hospitalaria no solo es ilimitada sino que, en algunas comunidades, es incluso potenciada en detrimento de una atención primaria en franco peligro de muerte.
El video de hoy no podía ser otro... aunque una versión mas actual.
Hemos estado en Jabugo, en Cortegana y su castillo, en Aracena, en Minas de Riotinto, Nerva...Hemos tratado de visitar todo lo visitable de la zona.
Visitamos el Museo Minero e hicimos un recorrido en tren por las minas alrededor del Río Tinto y alrededores, una asombrosa y fastuosa demostración de la insaciabilidad del hombre que antepone un teórico desarrollo a principios más sostenibles como se puede ver en las fantasmagóricas y faraónicas estructuras mineras a cielo abierto que, cuando dejaron de ser rentables, fueron abandonadas a su suerte.
También hemos visitado el Museo del Jamón de Aracena, donde nos han enseñado otra forma de desarrollo, quizás con menos beneficios a corto plazo pero mucho más sostenible y beneficiosa a largo plazo, no sin tesón y esfuerzo, pero que ha permitido durante siglos conciliar la realidad natural con el desarrollo económico y social del hombre y, encima, que está de lujo.
Después de siglos de convivencia de ambos tipos de explotación, mientras la primera ha dejado toneladas de escoria, un paisaje increíble (muy apreciado por la NASA) y una desolación aterradora, la segunda se ha convertido, de algún modo, en estandarte de nuestra españolidad.
Y será que porque estoy muy condicionado de tanto filosofar sobre este nuestro sistema sanitario, que no puedo evitar comparar todo esto con la atención hospitalaria y la atención primaria. Y ver como una es una forma de sobreexplotación de la enfermedad sin límites definidos y que busca conseguir un beneficio rápido a cualquier coste y que genera todos los perjuicios que conocemos (altos consumos, resistencias a antibióticos, deshumanización...) y la otra una forma sostenible de coexistencia entre la salud, su promoción y la atención a los periodos sin un nivel óptimo de salud, consciente de que la suma de pequeños beneficios hacen grandes beneficios.
Y observar con estupor cómo, pese a los paralelismos y a algunos informes recientes, desde las estructuras de responsabilidad, la voracidad de la atención hospitalaria no solo es ilimitada sino que, en algunas comunidades, es incluso potenciada en detrimento de una atención primaria en franco peligro de muerte.
El video de hoy no podía ser otro... aunque una versión mas actual.
Las Minas y el sistema sanitario actual se "nutren" de la demanda existente. Si la sobreexplotación es desmesurada no tendrán futuro a corto plazo. Tendremos que cambiar los hábitos consumistas de la población mediante educación, alternativas viables y sostenibles e imaginación, mucha imaginación. Vosotros sois maestros en esto. Un saludo desde el turno de día de mi mina.
ResponderEliminarComo molan tus reflexiones ultimamente guruchufla...
ResponderEliminarSera casualidad que el modelo de activos de revitalice en estos momentos???
Un abrazo¡¡
Muchas gracias por vuestros comentarios!!
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