La vida diaria del troyano organizacional hay días buenos y días malos. Hay días que te vas a casa con una sonrisa de oreja a oreja y días que tirarías la toalla a la primera. En general, ser troyano no es fácil pero si encima el troyano no se dedica a la gestión aún menos.
Porque ser troyano no solo es querer cambiar la forma en la que se hacen muchas cosas sino que, sobre todo, consiste en cambiar la cultura por la que se hacen las cosas.
Da igual que ya existan publicaciones como esta Tesis Doctoral (cuyo resumen se ha publicado en forma de artículo recientemente en Journal of Advance Nursing) que dicen que las enfermeras bien tratadas y que reciben compensación emocional a sus esfuerzos son más productivas, más seguras y más eficiente. Da igual que el próximo congreso de la Asociación de Asociación de Directivos de Enfermería lleve como lema "Liderar con Compromiso para Transformar" Da igual que medios de prensa nacional digan que un empleado feliz es más rentable. Da igual que existan estudios que hablen de la necesidad de que los directivos tengan una cosa llamada "inteligencia emocional" que, entre otras cosas, sirve para reducir el absentismo (ese que se mide pero no se estudia). Da igual que existan iniciativas como Facilitación Sanitaria que traten de humanizar la gestión. Da igual que haya gurús (si, para mi Serafín lo es) que planteen revisar el rol de los cargos intermedios enfermeros para que dejen de ser "el queso del sandwich" para asumir un verdadero papel de liderazgo clínico y gestor.
Da igual...
Nuestras organizaciones siguen funcionando con la táctica del "palo y la zanahoria", de una manera jerárquica (a veces cuasi tiránica) y tremendamente cortoplacista. Sigue pesando más el "siempre se ha hecho así" o el cumplimiento de (a veces ridículos) objetivos que valorar el esfuerzo y el compromiso de los profesionales (aun cuando cumplen esos objetivos). Sigue primando la idea de que el remero es el incompetente.
Casi ninguna tiene en cuenta que, a la vez que cambian nuestra formas de relacionarnos, cambian los equilibrios políticos, también los profesionales y que, igual que no se puede gobernar el país con las reglas de los años noventa, no se pueden gestionar las organizaciones con las reglas de los noventa. Esa es la razón por la que, en pleno siglo XXI, sigamos con estructuras basadas en un decreto de 1987, como tan bien nos explica Manyez en este post.
Todo esto hace que más de un día te vayas con la sensación de que no consigues hacer girar al Titanic aunque estás viendo el iceberg cada vez más cerca, de que tienes el "síndrome de perder el tren", de que es casi imposible cambiar las organizaciones si no se cambian antes algunas personas, de que casi te han arrinconado en el destierro de los intraemprendedores, o de que estás de barro (por no decir brown) hasta las cejas.
Pero te resistes a caer, a irte sin haberte ido de verdad (la sensación se describe perfectamente en este artículo) a bajar los brazos y dejarte llevar.
Porque, al final, te acuerdas de que Roma no se construyó en un día.
PD: Este post está dedicado a mis compañeros de fatigas (Karlos, Ildefonso, Toñi y los dos Javi) y a tod@s aquell@s que cada día, desde su ámbito de responsabilidad, se esfuerzan, se enfadan, se pringan (y se pelean) para que las organizaciones sanitarias sean más justas y más eficientes. ¡Feliz Navidad!
Roma no se construyó en un día, ni la podría haber construido una persona sola.
ResponderEliminarMuchas veces hemos hablado que las organizaciones no son más que personas y sabes que en este barco estamos muchas que "te compramos" tal y como eres, porque la divergencia, tu divergencia, es más que necesaria, aunque también somos la voz de tu conciencia en multitud de ocasiones...porque Roma no se construyó en un día...
Ay!! No sabes lo que me gusta que comentes en el blog ;))
EliminarSe que llevas razón pero de sobra sabes que la realidad diaria es la que es.
Un beso!
Se te olvida un detalle en tu análisis: se llama "libre designación". Consigue eliminarlo y tendrás casi ganada Roma.
ResponderEliminarFeliz Navidad de un bracicaido.
No estoy de acuerdo. El problema no es la "libre designación", que no es más que una herramienta para poder hacer equipos, el problema es como se usa ésta: la mediocracia de este país y de esta organización me dan la razón.
EliminarUn abrazo y feliz navidad! Ah!!! Es una pena que un tio inquieto se autodenomine bracicaido ;-) Se desperdicia demasiado talento en nuestra organización
Ay amigo Adoni....!, tan lejos y tan cerca....
ResponderEliminarA veces leo posts de este calado con amargura y dolor, otras con verdaderas ganas de cambiar el mundo, o pequeños mundos para ganar Roma. No puedo decir que no comparta tu opinión, que sabes que si, incluso sentimientos (profesionales ;) pero a otras siento que no me ajusto a las generalidades que aludes, aunque si a la realidad. Me resulta también tópico decir ánimo y a seguir, pues si tu pierdes el ánimo... qué vamos a decir el resto de los asistentes? y también porque suena a aquello de venga!, tira que esto va a seguir igual, que todavía no ha nacido generación completa que piense igual que cuatro aventajados!.
Sobre este "tema", macrotema diría yo, daría para una buena jornada pero apuntando hacia la consecución y no tanto un llorar lamentable y continuo. Creo que ya todos conocemos y hemos identificado nuestros problemas, tenemos amigos colaboradores que nos prestan sus servicios profesionales y ayuda...
...Otra delirante respuesta...
Ante todo gracias por pasarte... es siempre un lujo que comentes nuestras entradas.
EliminarNo quería que el post fuera entendido como un llanto lastimero, sino como una declaración de intenciones. Lejos de perder el ánimo (no creas que no hay días que dan ganas de perderlo), tengo las energias intactas para empezar el 2016 aún con más ganas que el 2015.
Un beso y espero que nos veamos pronto.
La riqueza de los equipos está en conseguir complementarse de la mejor forma posible. Ánimo a todos. No podemos dejar de aportar nuestro grano de arena. Brazos arriba que Roma no se construyó en un día.
ResponderEliminarEs una de las tantas razones por las que cambio
ResponderEliminarde unidad.
Es una de las tantas razones por las que cambio
ResponderEliminarde unidad.