Cuando hace unos años, en nuestras primeras conferencias, equiparabamos la revolución digital que estabamos viviendo con el descubrimiento de la imprenta por parte de Gutemberg, muchos pensaron que estabamos locos.
Han pasado ya unos años desde aquellas primeras charlas y ya nadie duda de que estamos viviendo una revolución que está cambiando (y cambiará definitivamente) nuestra forma de vivir.
¿Quién va hoy a una agencia de viaje? ¿Cuántos jóvenes pueden vivir sin una impresora? ¿Cuántas personas creen que Blablacar o el coche de Google acabarán con el taxi?
Estos pequeños cambios puntuales no son solo eso sino que son el reflejo de un cambio mucho más profundo en la forma en la que entendemos la sociedad. Cambios que son el germen de una nueva era. Cambios que se resumen en lo que se conoce como Sociedad Red.
Muchos de estos cambios en la forma de entender la sociedad son los que están detrás de las últimos turbulencias políticas (y las que vendrán) como Podemos o el fenómeno de Ada Colau.
Y al fin, gracias a una sentencia del Tribunal Supremo que confirma que Maximo González Jurado no es el presidente del Consejo General de Enfermería, estos fenómenos sociales de renovación llegan para dar un soplo de aire fresco a una de las estructuras más pétreas y rancias del panorama sanitario español.
Una enfermera madrileña de base llamada Victoria Trujillo con un grupo de profesionales (gran parte de la Asociación Madrileña de Enfermería) ha presentado su candidatura para cambiar la presidencia del lobby enfermero.
Es posible que no tengan ninguna oportunidad de ganar (los instringulis legales que utilizarán desde el Consejo serán increibles, los plazos muy muy justos y conseguir los 15 avales casi imposible ) pero tampoco tienen nada que perder. Es lo maravilloso de estas nuevas formas de activismo.
El simple hecho de que una desconocida se proponga asaltar el férreo feudo de Máximo y sus secuaces, ganando o no haciéndolo, es, además de meritorio, un soplo de esperanza y una victoria moral para esa parte de la enfermería española que consideramos que las cosas se pueden (y se deben) hacer de otro modo.
Mucha suerte a Victoria y su equipo... desde nuestro puesto de trabajo y desde nuestras pantallas estaremos con ella para lo que necesite.
Esta revolución si será tuiteada.
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