lunes, 22 de agosto de 2011

Pronóstico Reservado

Esta siendo un verano un tanto raro, las ideas bullen en la cabeza como habitualmente pero no terminan de salir, quizás porque apenas nos sentamos delante del ordenador y solo consumimos a través de Twitter y del RSS.



Eso le ha pasado a esta entrada, llevamos muchas semanas pensando en escribir sobre liderazgo, más concretamente sobre la actual crisis de liderazgo, pero no terminaba de hilar, hasta que he leído esta entrada del 2007 del blog de Julio Mayol que ha tuiteado hoy.



No deja de sorprenderme cómo dos personas tan distintas, de espacios socio-laborales tan distanciados, de entornos culturales tan dispares podamos coincidir en las mismas conclusiones. Porque es exactamente lo que cuenta en esa entrada lo mismo que pienso yo. 

Ya lo pensaba en 2007 y después de 4 años, de lo peleado, de lo conseguido y de lo blogueado, sorprendentemente sigo pensando lo mismo. En 2007 pensaba que cambiando a algunas personas mejoraríamos el Hospital, pero tengo que reconocer que no ha sido totalmente así. Y esto es debido a que, aunque con el cambio de personas han cambiado algunas actitudes muy perjudiciales, los resortes siguen siendo los mismos. Esos pútridos resortes de los que habla Julio y que terminan situando de líderes a aquellos que además de no tener las virtudes necesarias, carecen de carisma (aquello de lo que también habló alegóricamente Alain Ochoa en su entrada de Papá Pitufo), cuya única virtud para llegar o mantenerse en el puesto no consiste en saberse al dedillo los mandamientos de la Gestión de Equipos, sino en sentirse como cochino en un charco en aquello que tan finamente nos contó también Julio en la teoría del Browning.

Por eso la mayoría pasan sin pena ni gloria, ocupan un sillón, una jefatura o una supervisión sin producir, sin gestionar, sin proponer, sin motivar, en definitiva sin generar resultados. Y da igual que sean los 100 primeros días en el puesto (a los que se les supone algo de ilusión) que años de experiencia para ser infragestores.

Pero el gran problema es que ésta no es una situación que afecte solo al Clínico de Madrid o al Hospital de La Línea, es el sistema sanitario público en general el que está muy enfermo, irremediablemente enfermo hasta el tuétano de esta crisis de liderazgo. 

Muy enfermo porque no incentiva al desarrollo de esas capacidades para la gestión entre los profesionales de base. El sistema es tan cortoplacista que coge al mejor clínico y, sin formarlo en gestión y diga lo que diga la evidencia, lo convierte en el peor gestor (con la consiguiente pérdida en ambas esferas), con lo que gestionar termina siendo un actividad con muy mala prensa.

Muy enfermo porque lejos de reprobar esta falta de aportación al sistema, la premia en forma de destierro con honores, conservando nivel y salario, engordando la lista de puestos improductivos, sin contenido y creados ex profeso cual cementerio de elefantes, y la cuantía del, siempre recortado, capítulo I. Porque esta crisis de liderazgo lo es también de liderazgo político.

Muy enfermo porque nunca entiende las críticas como oportunidades de mejora sino como una enorme amenaza para la que no para de crear mecanismos de defensa como la Disposición Adicional Primera del Borrador de Decreto de las UGC de Andalucía.


Tan enfermo que su pronóstico es reservado.



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5 comentarios:

  1. Una sensación que tengo es que (como decía María Gómez Bravo, periodista) hace mucha falta la "getión de guerrilla" es decir, las grandes cabezas pensantes pueden see buenas, y lo son, pero llevar proyectos a la práctica requiere organización al nivel más bajo, y a eso no se les da importancia ....
    Valga el símil de un edificio, el arquitecto puede ser estupendo, pero si el carpintero trabaja mal, los acabados pueden ser desastrosos ....
    Creo que lo dijo Salvador Casado, el poder de lo pequeño, de los pequeños detalles .... es ahí donde se nota la profesionalidad de un equipo ....
    Si las habitaciones se limpian mal y las limpiadoras son desagradables, ¿cómo se va a sentir un paciente? .... y no se le da importancia ....

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  2. Jodo, voy a comentar, que han pasado lista y me han puesto falta, jajaja...

    Que queréis que os diga que no sepáis ya, si es que no se trata de cambiar las cabezas, sino el sistema.

    Que muchas veces los que vienen a ocupar los despachos, no tienen más pretensión que esa, oKuparlos, con K de oKupa.

    Y los que llegan con intenciones de hacer algo distinto, de cambiar resortes que chirrían, con ideas nuevas, a esos, los de siempre, los apoltronados, los que no quieren que nada cambie no vaya a notarse que se dedican a no hacer nada, son los primeros que le ponen los pies en el suelo y le dicen, quieto y no des guerra, que calladito estás más guapo.

    Ante esto, dos opciones: chitón y punto en boca y el sueldo a la buchaca; u opciones más honrosas pero muy poco llevadas a la práctica como la dimisión y vuelta a soldado base.

    Como digo, mientras no quitemos la manzana podrida de nuestros hospitales, porque en todos tenemos una o varias, no terminaremos de tener un cesto de fruta de lo más lustroso, jajaja...

    Un abrazo!

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  3. Como bien dices, es un problema muy arraigado de difícil solución.

    Y como dice Iñaki, es necesario cambiar el sistema, pero para ello quizás habría que hacerlo desde arriba, desde la clase política que es la que promueve su "estilo directivo" entre las jerarquías más bajas.

    Lo malo es que los que generan el problema son los que lo tienen que solucionar, por lo que mal vamos...

    Y mientras, los demás estamos en la guerrilla, intentando mejorar, proponer, innovar y pegándonos con el gestor de turno al que lo único que le interesa es pasar lo más desapercibido posible, porque su puesto actual es una plataforma de ascenso a otro cargo más goloso...

    Y al final dicen que nos quemamos... (unos antes que otros, pero nos quemamos).

    ¿Quién le pone el cascabel al gato?

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  4. Ante todo muchas gracias por los comentarios.

    Este post estaba mentalmente diseñado para ser un post sobre nuestra realidad pero el gran post de Julio nos hizo ver que no solo en el Hospital de La Linea ocurren estas cosas.

    Nos reconfortó inicialmente pero luego nos preocupó en sobremanera porque fuimos conscientes de que el problema es mucho mas grave y de consecuencias mucho mas importantes.

    Que hacer? No lo tengo claro, pero si se que la opcion NO HACER es la menos buena. Por lo pronto abogo por que los que ocupen cargos de gestión tengan objetivos claros con plazos para su cumplimiento y con evaluación periódica... y quien no sea eficaz, paso atrás y vuelta a su lugar de origen. El sistema no solo no se puede permitir la ineficacia sino que morirá si además la premia o la cobija.

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  5. No me tires de la lengua que tengo gerente y director médico nuevos, a estrenar todavía, jajaja...

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