Como en otras ocasiones, ha sido publicarse la noticia de la aprobación del decreto “Prescripción Enfermera” y se han disparado las conversaciones en la comunidad virtual enfermera, ya no solo el decreto sino sobre las especialidades, las ratios enfermera/paciente o los modelos de gestión.
Un enorme revuelo de conversaciones, reflexiones, post, dimes y diretes.
Sin embargo, parece que esas conversaciones, ese cruce de opiniones y posicionamientos no se
está produciendo en las enfermeras de base. Al menos yo no lo he visto en mi hospital ni tengo
constancia de que se esté produciendo en otros centros.
Y de nuevo esta situación vuelve a constatar la enorme brecha existente, ya no entre la enfermería de base y las élites representativas, sino también entre las bases que están en el 1.0 y esas nuevas élites que, casi sin capacidad real para influir en las decisiones que se toman en los despachos, debaten denodadamente en el mundo 2.0.
Obviamente, ésta no es una crítica al activismo dospuntocérico. Ni mucho menos. Llevo años en ese mundo participando activamente en cientos de conversaciones e iniciativas de activismo digital como este medio y soy un firme defensor del #EnfermerActivismo digital como herramienta para mejorar nuestra visibilidad.
Tan solo es una reflexión. Solo es una llamada de atención, un aviso para que no caigamos en la trampa de creer que en el dospuntocerismo encontraremos las soluciones a los eternos problemas de nuestra profesión.
Es cierto que la falta de referentes, que la inacción de nuestros “supuestos” representantes y su enorme distancia con los problemas reales de las bases sociales de la profesión, es un espacio vacío que es fácilmente ocupable desde las redes sociales con discursos atractivos, propuestas colaborativas y movimientos sociales de base digital.
Pero los nuevos y viejos “influencers” enfermeros no podrán (podremos) cambiar las cosas solo con grandilocuentes tuits o interesantes publicaciones desde el móvil o la pantalla de nuestro Mac. En muchos casos porque no es su “target” sino que la influencia la quieren para otros fines, muy respetables por cierto, como vender libros o tazas estilo Mr. Wonderful. Y en otros muchos casos porque, por su activismo, tienen poca capacidad para influir realmente donde trabajan o para participar en iniciativas y proyectos locales no digitales.
La clave está en ocupar ese espacio en el mundo “real” participando en actividades y proyectos locales y reales y convirtiéndose en referentes del mundo 1.0, pero aprovechando toda la potencia del dospuntocerismo como altavoz para compartir, participar y co-crear.
Mientras eso no pase, mientras el activismo enfermero 2.0 solo sea postureo, nuestra profesión seguirá en ese totum revolutum, en esa amalgama de referencias y referentes, de conversaciones interesantes pero intrascendentes, embarrada en un presente sin futuro.
Y sus nuevos referentes, esos que por iniciativa, voluntad, dedicación, pasión y número de seguidores están llamados a ser los líderes del futuro, serán líderes con pies de barro.