En este época marcada por la voracidad del tiempo y lo efímero de los mensajes, es curioso ver como ciertos términos pierden su sentido original para terminar convirtiéndose en una coletilla inerte.
Ya hablamos en su día como eso le ha pasado al término 2.0 y como ahora se aplica a casi cualquier cosa para vender más. Pero en este caso no es más que una cuestión de marketing.
Sin embargo, no nos parece disculpable como se está vulgarizando el término humanismo, término estudiado durante la secundaria y que hace referencia a un movimiento filosófico, político y cultural que nada tiene que ver con las acepciones para las que se usa hoy.
Está claro que existe una enorme crisis de liderazgo, pero para "vender" una alternativa no hace falta edulcorar la propuesta haciéndola más rimbombante anteponiendo una palabra derivada de la raíz "humanismo".
Fundamentalmente porque, al final, bajo la misma etiqueta se mezclan diferentes, muy diferentes, mensajes.
No deja de ser una paradoja, que pueda parecer que gente tan dispar como Manuel Bayona, Rosa Mª Nieto, Jose Antonio Trujillo o Antonio Burgueño estén hablando de lo mismo cuando en realidad, cada uno se refiere a cosas distintas y, sobre todo, cuando entre lo que defiende el primero y lo que defiende el último hay un abismo.
Nosotros compartimos la idea de que es necesario un nuevo modelo de liderazgo, pero nuevo por contraposición con lo que se ha hecho hasta ahora. Sin etiquetas, sin circunloquios, sin artificios, sin trampas. Tan simple y tan claro como lo que en esta fantástica presentación expresa uno de los que, para nosotros, es un modelo a seguir (esto ya lo hemos dicho más veces, no?)
Transparencia, visibilidad, diálogo, democracia y conversación con personas, con muchas personas, deberán ser las características de los que nos saquen de ésta. El humanismo vendrá después cuando se haya generado confianza, complicidad y compromiso y no antes. Nunca existirá a priori salvo como constructo teórico... y de esos ya estamos hartos.
Para nosotros, el verdadero humanismo del siglo XXI es ese que se hace alrededor de una mesa y unas rubias fresquitas. Ese humanismo (face to face lo llaman unos amigashos) si que nos pone.
Pero también hay otro humanismo que nos encanta y no es otro que el que se hace desde muchas bitácoras de la blogosfera sanitaria; ese que se ejerce a través de "humanos" que usa su libertad de expresión y su independencia para opinar, compartir, crear y generar debate.
Tristemente, una de esas humanísimas bitácoras, una de las más antiguas y ácidas de la blogosfera, ha bajado el telón. Y como podéis leer en varios blogs, lo hace por culpa de uno de esos a los que se les suele llenar la boca hablando de lo humanistas que son. Y para más INRI parece que es enfermera.
Su legado no puede evaporarse y, por ello, hemos decidido, también por unanimidad, que continuaremos con una de sus secciones. A partir de ahora nosotros seremos los encargados de designar al Empleado del Mes.
Y esta primera vez era muy fácil. Se lo podríamos haber dado de nuevo a Jesús Quijada Hernández, pero hemos decidido concedérselo al otro Antonio Burgueño, ese que es la escenificación hecha carne de como muchos no usan la etiqueta "humanismo" para otra cosa más que como burdo maquillaje de una ideología que es cualquier cosa menos renacentista. Ni que decir tiene que el video de su intervención del otro día ha ayudado mucho.
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