miércoles, 25 de septiembre de 2013

Mamá, en el curro me llaman antisistema


La Escuela Andaluza de Salud Pública es un referente nacional e internacional en formación sanitaria desde hace muchos años. No en vano, lleva formando a los profesionales sanitarios e investigando sobre temas de gran interés desde su creación en 1985.

Muchos han pasado por sus aulas, sus programas formativos o sus despachos gracias al acuerdo de colaboración-financiación entre el SSPA y la escuela, llegando incluso a ser considerada por muchos y durante mucho tiempo como la Napola del Servicio Andaluz de Salud, ya que todo aquel que quería ser alguien en la organización debía pasar antes por sus instalaciones.

Por nuestras andanzas blogosféricas y dospuntocéricas hemos ido en más de una ocasión a la escuela y hemos conocido personal o virtualmente a muchos de sus miembros, como Mariano Hernán, Joan Carles March, Mª Ángeles Prieto, Martín Blanco, Juan Ortiz o Sergio Minué.

Este último, además de ser un bloguero sanitario cuyo blog es de los imprescindibles, codirige un Experto de Gestión Sanitaria, en este curso celebra su XVIII edición, que siempre nos ha parecido una referencia si quieres formarte en gestión "de verdad".

Como somos gente inquieta que defiende la necesidad de formarse en gestión antes de asumir alguna responsabilidad, hace 3 años solicitamos una plaza. 

Para que la formación sea financiada como trabajador del SSPA, la solicitud debe ir acompañada de informe positivo por parte de cada gerencia. Y como era de esperar, en ese intento nos denegaron la inscripción sin mediar explicación. Insistimos un poco y nos dijeron que ese tipo de actividad formativa tan específica va dirigida a profesionales con un perfil competencial concreto y que el nuestro no encajaba (no encajar en el perfil oficial nunca fue una sorpresa). El nuestro no encajaba pero sí lo hacía el del recién nombrado Director Médico del Área, que fue el inscrito en ese mismo experto (con poca publicidad y mucho sigilo). 

Inicialmente no nos lo tomamos mal. Aún no compartiendo el argumento, entendimos que era una excusa razonable. Por eso decidimos formarnos de nuestro propio pecunio haciendo el Máster de Gestión de Servicios de Enfermería de la UNEDNos molestó algo más aunque tampoco dijimos nada cuando supimos que, aunque cumplía con el perfil, el ya dimitido Director Médico de entonces mostró no tener mucho interés y abandonó a los el Experto pocos meses.

Este verano, ya que estamos terminando el Master de la UNED, decidimos volver a intentarlo. Volvimos a cursar nuestra preceptiva solicitud en tiempo y forma.

Y de nuevo, sin que esto nos sorprendiera, nos la volvieron a denegar. Como ha pasado el tiempo y nuestra situación no es la misma, esta vez sí nos contestaron con una explicación. La crisis económica, la falta de crédito para la formación externa y la necesidad de concedernos permisos de formación para acudir a Granada en los días de actividad presencial parecían argumentos suficientes. 

De nuevo, aún no compartiendo el argumento, entendimos que era una excusa razonable. De algún modo lo esperábamos. Dos shuflas como nosotros cómo van a conseguir algo en esta organización solo a la segunda ocasión... habría que esperar al año siguiente.

Sin embargo, cuál ha sido nuestra sorpresa al tener conocimiento que nuestro AGS sí está dispuesta a financiárselo a otra profesional, que da la casualidad que es la que más días de permiso de formación ha tenido en los últimos años y que se inscribe en un Master (cuyo coste es casi el doble del experto de Sergio Minué) que nada tiene que ver con su especialidad (es médico, claro!!). 

Cuando el solicitante cumple el perfil de ser dócil, obediente y sumiso, las competencias o las razones presupuestarias pasan a un segundo plano. Y en el extremo opuesto, si encima de ser de la clase "enfermera shufla" eres inquieto, crítico e incluso respondón,  qué puedes esperar...

Después alguien se rasgará las vestiduras si nos desahogamos en el blog y decimos aquello de comprometidos SI pero contigo NO

Será que somos antisistema. Lo mismo hasta somos el anticristo y aún no lo sabemos ;-))


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lunes, 23 de septiembre de 2013

Genio y figura hasta la sepultura... aunque sea 2.0


Hemos tardado en publicar nuestra aportación al #CarnavalSalud de septiembre en el que ya van 56 publicaciones y donde posiblemente aportemos poco.

Hemos tardado porque hemos estado totalmente absorbidos por la organización de unas jornadas científicas (escribiremos un post con nuestras sensaciones) y porque, siendo sinceros, el tema nos pone poco. Creemos que no deja de ser un debate artificioso creado de forma interesada por dos poderes muy distintos.

Al igual que con el tema de los sellos de acreditación o con los rankings, este debate esta siendo creado por aquellos que, de alguna manera, necesitan separar la parte profesional de la parte personal por un interés manifiesto o soterrado.

Por un lado está toda la industria del marketing (principalmente el de la Big Pharma) que hasta ahora se había manejado muy bien con la captación de generadores de opinión y los KOL (el libro de Federico Relimpio lo retrata bastante bien) y al que, de pronto, la irrupción del 2.0 y la enorme democratización del acceso a la información y la desmitificación de la figura del profesional referente la había dejado un poco fuera de juego.

Ellos son los primeros que necesitan de perfiles eminentemente "puros" profesionalmente hablando. Son los primeros que hablan de "marca". Por eso tratan de crear la sensación o hacer creer que es necesario mantener un perfil profesional de forma que las opiniones vertidas desde esos perfiles, sobre todo los que hayan sido "fichados", no puedan ser cuestionadas o rebatidas por cuestiones accesorias y no profesionales. En su forma de entender el negocio (para nada criticable), no cabe la posibilidad de que alguien que habla de sus productos en un congreso publique fotos en #instagram de las cosas que hace en los descansos del congreso.

Por otro lado están las empresas contratadoras, fundamentalmente la empresa pública (la empresa privada directamente fiscaliza). La enorme posibilidad que da el mundo 2.0 para opinar, debatir y compartir genera más recelo que emoción por parte de las entidades que, hasta este momento, lo tenían todo más o menos controlado.

De ahí que, bajo el constructo de los riesgos para el profesional, generan guías de buenas prácticas, normas de uso, etc, que, fuera de los perfiles corporativos, vienen a tratar de poner vallas a un campo que no las tiene.

Para nosotros, la actividad 2.0 no es mas que una prolongación de nosotros mismos y, por tanto, separar lo que somos en varias partes nos parece, además de añadir un esfuerzo considerable al que ya hacemos, algo innecesario y que le quitaría la gracia a todo esto.

Al igual que en nuestra vida real no podemos dejar de ser quién somos ni lo que somos, en muestra versión digital ocurre lo mismo. Realmente eso es lo que nos hace singulares. Si todos fuéramos geniales enfermeros, médicos o periodistas y no aportáramos nuestra parte personales, esto sería muy aburrido. 

Ninguno de los perfiles que seguimos y admiramos seria lo mismo sin su toque personal.
Salva Casado no sería quién es sin sus haikus. Iñaki no sería nadie sin sus #sábadosabadete ni sus #hastaaquipuedoleer. Serafín no sería el mismo sin su sensatez. Julio Mayol no sería nada sin sus preguntas incómodas. Rafa Timmermans sería muy aburrido sin sus ganas de debatir. Manyez sería un directivo del montón sin su sencillez y cercania. Rosa Mª Nieto no sería ella sin su romanticismo. Mónica Moro no sería ella sin sus macarrons. Y así hasta el infinito...

Nuestra marca personal y la profesional no pueden separarse porque el resultado seria otra cosa distinta. Cada cual dosificará las aportaciones en función de sus necesidades, de sus intereses o de su disponibilidad. El que quiera tener dos perfiles (a estas alturas quién tiene solo dos perfiles??) que los tenga.

Pero no dejemos que nos metan con calzador la idea de que, por nuestra salud y nuestra seguridad, no podemos publicar en el mismo perfil una publicación enfermera, una opinión política, una crítica ácida, una foto de la playa, una quedada del trabajo o una noticia impactante porque nosotros lo hacemos y seguimos aquí.

Dejemos que el 2.0 se autorregule. Sigamos siendo auténticos. No perdamos el norte por ser lo que no somos.



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