miércoles, 14 de agosto de 2013

Que sepas que ser eres...


Aunque estamos disfrutando enormemente de estos días de asueto y abulia (le he robado el piji-palabro a Taite de este estupendo post) seguimos navegando a ratos y observando el correr del mundo que nos rodea.


Mientras meditábamos sobre la famosa foto del Pacto por la Sostenibilidad y la Calidad del SNS, lo vacío del mismo (como bien explica Manyez en este post), el porqué de la puesta en escena (que también explica Juan F. Hernández en este post), los verdaderos intereses del pacto (también muy detalladamente explicado por Juan F. Hernández en este otro post) y en la poca representatividad enfermera de los autodenominados interlocutores (i)legales de la enfermería (teóricamente Satse solo representa a sus afiliados y votantes y el Consejo tiene un enorme problema con el frente levantino y con las CCAA, donde la colegiación no es obligatoria como Andalucía), hemos tenido conocimiento de una terrible noticia.

La Audiencia Provincial de Valencia (de nuevo viene de la Comunidad Valenciana una terrible sentencia para enfermería) ha condenado a dos enfermeras y una farmacéutica a penas de cárcel por negligencia con resultado de muerte. Además de leer la noticia en este enlace del periódico El País, recomendaría echar un vistazo a los más de doscientos comentarios.



Una vez dictada la sentencia, da igual que dudemos de la proporcionalidad de la pena para las dos enfermeras (la negligencia es innegable) como ha hecho el Cecova con esta nota de prensa a toro pasado, que nos excusemos en la posible bisoñez de las profesionales como causa de los problemas de seguridad (como se hablaba en la iniciativa con L de enfermera), de la responsabilidad de la organización (tan bien explicado en este post de ImagineFarma) o la falta de cultura de seguridad (de nuevo Juan F. Hernández en este otro post), lo que nos tiene que quedar meridianamente claro es que las enfermeras, quieran o no, mediante la acción o la inacción, de forma consciente o inconsciente, de forma directa o delegada, somos RESPONSABLES de TODO lo que le ocurra a los pacientes que atendemos mientras estamos ejerciendo.

Da igual que muchas enfermeras se pongan de costado, que eviten pronunciarse sobre el tema o eviten la posible confrontación (con la excusa del buen clima laboral y del trabajo en equipo) ante posibles errores/discrepancias en las indicaciones, esta sentencia deja bien claro (y que se condene también a la pobre técnico auxiliar de cuidados que solo trasladó los viales es definitivo) que todo aquel que participe en un proceso negligente es corresponsable.



Por eso, a toda aquella enfermera que sigue mirando a las nubes pese a sentencias como ésta, solo me queda una cosa por decirle, parafraseando al personaje de "El Fariseo" de José Mota, que aún no siendo (o no queriendo ser responsable) QUE SEPAS QUE SER ERES (responsable de todo lo que pasa por tus manos).

Por ese motivo, y siguiendo el espíritu de #TheCofiaDay, si voy a ser responsable, quiero serlo "por derecho". Quiero poder prescribir, indicar, dudar y contradecir las prescripciones/indicaciones de terceros en ejercicio de mi responsabilidad profesional y quiero poder hacerlo con sustento legal, no a base de hechos consumados y de confrontación.

La prescripción enfermera debe ser una realidad a la de ya. Es nuestra responsabilidad asumir esa responsabilidad.



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